¿Cómo asegurar que los servicios de soporte
acompañen las exigencias de la industria
alimenticia?

Cuando los servicios periféricos como limpieza técnica, mantenimiento o gestión de residuos no evolucionan al mismo ritmo que la operación, aparecen riesgos. Riesgos que impactan en auditorías, en
seguridad y en eficiencia. La clave está en una gestión integral, trazable y especializada que entienda el
entorno alimenticio.

Índice de contenidos

  1. ¿Por qué es tan exigente el entorno no productivo en alimentos y bebidas?
  2. ¿Qué problemas surgen cuando los servicios de soporte no están a la altura?
  3. ¿Por qué suele haber desajuste entre producción y soporte?
  4. ¿Qué implica un enfoque integral en este tipo de industria?
  5. ¿Cómo debería ser un proveedor preparado para este entorno?
  6. Conclusión: escalar producción sin escalar soporte es un riesgo

1. ¿Por qué es tan exigente el entorno no productivo en alimentos y bebidas?

Porque el entorno alimenticio está regulado por normativas estrictas (como BPM, HACCP o ISO 22000) que no solo se aplican a la línea de producción, sino también a los espacios auxiliares: depósitos, pasillos, oficinas, servicios higiénicos, áreas de mantenimiento, etc.

Estos sectores deben mantenerse bajo control porque cualquier desvío puede derivar en
contaminaciones cruzadas, fallas en auditorías o impactos negativos en la seguridad alimentaria.

2. ¿Qué problemas surgen cuando los servicios de soporte no están a la altura?

  • Auditorías fallidas por higiene inadecuada o trazabilidad deficiente.
  • Contaminación cruzada por residuos acumulados o mal clasificados.
  • Interrupciones innecesarias por tareas mal programadas.
  • Descoordinación operativa entre distintas cuadrillas tercerizadas.

Lo crítico no siempre es lo que se ve. A veces, es lo que se pasa por alto.

3. ¿Por qué suele haber desajuste entre producción y soporte?

Porque la producción escala rápido (más líneas, más turnos, más exigencia), pero los servicios de soporte suelen mantenerse con el mismo esquema que en etapas anteriores.

Además, al estar tercerizados por separado, muchas veces no hay una visión común ni protocolos
compartidos. El resultado: zonas grises, tareas que se pisan o espacios que se descuidan.

4. ¿Qué implica un enfoque integral en este tipo de industria?

  • Limpieza técnica ajustada a protocolos del cliente y a horarios productivos.
  • Mantenimiento edilicio preventivo y correctivo en sectores sensibles.
  • Gestión de residuos con separación, trazabilidad y frecuencia adaptada.
  • Coordinación de cuadrillas y tareas bajo un solo sistema de gestión.

En entornos alimenticios, lo más importante es la previsibilidad: que nada quede librado al azar.

5. ¿Cómo debería ser un proveedor preparado para este entorno?

  • Con experiencia previa en industrias alimenticias.
  • Que trabaje con personal propio capacitado, sin alta rotación.
  • Que conozca los protocolos, pero también se adapte al cliente.
  • Que gestione limpieza, residuos y mantenimiento como un sistema integrado.

Y sobre todo, que permita al cliente enfocarse en su core productivo, sabiendo que lo demás está bajo
control.

Conclusión

La industria alimenticia no tolera errores. Ni en lo productivo, ni en lo que lo rodea.

Cuando los servicios de soporte no crecen al ritmo de la planta, el riesgo es real: un hall sucio, un
mantenimiento postergado o un residuo mal gestionado pueden hacer caer una auditoría o generar un
problema mayor.

Gestionar de forma integral y especializada todo lo que no es core es una decisión estratégica para
asegurar calidad, continuidad y cumplimiento.

La inocuidad empieza también por los bordes.

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